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Miércoles, 27 de octubre

Semana XXX del tiempo ordinario

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor
5. Actúa, llévalo a tu vida)

Evangelio según San Lucas 13, 22-30
En aquel tiempo, Jesús, de camino hacia Jerusalén, recorría ciudades y aldeas enseñando.
Uno le preguntó: Señor, ¿serán pocos los que se salven? Jesús les dijo: Esforzaos en entrar por la puerta estrecha. Os digo que muchos intentarán entrar y no podrán.
Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta diciendo. «Señor, ábrenos» y él os replicará: «No sé quiénes sois».
Entonces comenzaréis a decir: «Hemos comido y bebido contigo y tú has enseñado en nuestras plazas». Pero él os replicará: «No sé quiénes sois. Alejaos de mí, malvados».
Entonces será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios y vosotros os veáis echados fuera.
Y vendrán de Oriente y Occidente, del Norte y del Sur y se sentarán a la mesa en el Reino de Dios.
Mirad: hay últimos que serán primeros y primeros que serán últimos.

Pistas: Hay frases que tal vez nos gustaría borrar del Evangelio, para hacerlo más asequible, más laxo, menos radical. Pero si lo hiciéramos se volvería también falso e irrelevante. “Esforzaos en entrar por la puerta estrecha. Os digo que muchos intentarán entrar y no podrán”. ¿A que ésta es una de ellas?
Vamos a ver cuál es la puerta estrecha. Piensa por un momento en todo lo que sabes y has ido aprendiendo del mensaje de Jesús, las implicaciones de encontrarse con Él y convertirse en su discípulo. La puerta estrecha es Jesús, es seguirle, estar unido a Él. La puerta estrecha es elegir vivir en el Espíritu Santo en vez de en los propios deseos e impulsos. Es ser de los suyos, no por actos externos sino por hacerse como Jesús el último y el servidor de todos (por eso dice: “hay últimos que serán primeros y primeros que serán últimos”).
La entrada en el Reino es gratis, es un regalo, una llamada, una invitación. Pero a la vez significa que todo se hace nuevo en tu vida por la relación con Jesús y la presencia del Espíritu Santo. No es un estatus ni una categoría. Esto se te regala y recibes un nuevo corazón, nuevas fuerzas, los dones de Dios, un nuevo modo de relacionarte con los demás. Eres invitado a entrar por la puerta estrecha. Es gratis, pero no es una baratija que se trata de cualquier modo.
Si te atreves a entrar por la puerta estrecha descubrirás cuál es el Reino que Jesús anuncia y podrás vivirlo.

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice, respóndele con tu oración y llévalo a tu vida.